Antes de comenzar con lo que nos interesa, la
tecnología en el juego, es necesario remarcar la importancia del mismo en la vida de un niño.
Jugar es dedicarse a una actividad para divertirse, obtener placer y sólo tiene
fin en sí mismo. Por medio de esta actividad,
el niño aprende las reglas, las costumbres y valores que rigen su entorno, se descubre y descubre el mundo en el que
vive. El juego es importante porque permite desarrollar habilidades y
relaciones entre los elementos que luego van a necesitar en su vida adulta.
Mientras
juega, tiene que desarrollar habilidades de solución de problemas. Un ejemplo
es en el juego simbólico o juego de fingimiento en donde el niño imagina ser un
doctor, maestro; son todas formas de relacionarse con aquello que se está
imaginando. En el caso que se le quitase esto, el niño llega a la edad adulta
sin haber puesto en práctica determinadas formas de relación y determinadas resoluciones
de problemas, cuya única forma de alcanzarlas es mediante el juego.
El peligro en el exceso
de tecnologías
La
psicóloga mexicana, Tania Castro, del Centro de Apoyo Familiar Cenyeliztli, nos
da un alerta en el uso de tecnologías en los niños. Es una amenaza ya que
gracias a las nuevas tecnologías (tablet, celular, computadora, televisión), se
limita la creatividad en el niño y se pierde el vínculo comunicativo con los
otros. Afirma Castro: “Termina con la creatividad innata de los menores; genera
niños sin un
desarrollo físico sano y adecuado; y por el rango de edad, los convierte en
receptores pasivos del contenido de estos artefactos”, “…pierden el vínculo
social junto con la parte afectiva; por eso vemos en las escuelas a muchos
niños con problemas de agresividad”.
Además,
los niños que utilizan en exceso las tecnologías, serán jóvenes o adultos con
patrones de inseguridad, baja autoestima y
conductas
antisociales que no les permitirán relacionarse con los demás. También se
reduce la comunicación verbal y el trato interpersonal”. Como último aporte la
psicóloga nos dice: “No hay nada malo en jugar de vez en cuando con el celular
o con la tablet si se toma con responsabilidad y se utiliza estrictamente el
tiempo de ocio para ello”.
La tecnología no es
el problema
Por otro
lado, tenemos la mirada de la abogada Sonsoles Vidal Herrero-Vior, experta en
violencia y adicciones en menores y miembro del área académica de The Family
Watch. Afirma que “no porque un menor esté mucho tiempo en el móvil eso
significa que tiene un problema de adicción (…) A los adultos les llama mucho
la atención que los chicos estén todo el día manejando un dispositivo, pero
ellos se relacionan a través de él. Eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de
identificar si existe o no un problema”. Los síntomas que llevan a hablar de
adicción son: ansiedad, inmediatez, reacciones violentas cuando no llegan las
respuestas a los mensajes, necesidad imperiosa de tener cerca el teléfono, de
estar conectado. A partir de estos síntomas se percibe que no se está teniendo
un uso adecuado del dispositivo. Por último, la abogada asegura que los
dispositivos son una herramienta más de comunicación, no la única.
Televisor, computadora
y video-juegos.
Desde la
edad de dos y medio a tres años la televisión representa para el pequeño un
aprendizaje de la cultura que le rodea. Hasta los seis años, prefiere los
dibujos animados: entonces percibe que está en el mundo de la ficción. Se
aconseja limitar el tiempo que pasa ante la pequeña pantalla puesto que una
utilización abusiva de la televisión invita a la pasividad.
La
computadora ha sustituido el lápiz. Es interesante familiarizar al pequeño con
el mundo de la informática durante el período preescolar. Sin embargo, hay que
tener en cuenta que ésa no es más que una actividad entre otras; la computadora
no es una actividad prioritaria de la infancia.
En
cuanto a los video-juegos, es conveniente, para hacer una elección juiciosa,
fijarse en los valores que postulan: reflexión, velocidad, competición,
compasión, generosidad o violencia.
Agregamos
que, para una correcta utilización de la computadora, se requiere atención,
concentración, memoria, reconocimiento visual de los personajes y de los
objetos, lógica del niño y una buena coordinación óculo-manual. Sin embargo no
es posible estimular la motricidad global, la expresión de los sentimientos, la
creatividad o las relaciones con los demás. Para un niño en edad preescolar, es
prudente limitar el uso del ordenador. Corre el riesgo de quedar intoxicado por
ese mundo virtual. Por lo que hay que seleccionar juiciosamente lo que se pone
entre sus manos y controlar su uso.
“He construido mi casa y la he llenado de juguetes,
con ellos juego todos los días. Porque el niño que no juega, no es niño, pero
el adulto que no juega ha perdido para siempre el niño que tiene adentro y que
le hará mucha falta” Pablo Neruda.
Autora: Agustina Cignetti
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