Es fácil
observar como juegos han sido jugados por cientos de generaciones y aún siguen
en vigencia, a pesar de las adversidades que le ha presentado el siglo XXI.

¿Qué es el juego?
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i en un primer momento tenemos
en cuenta el concepto de juego podemos tomar el aporte de la pedagoga Viviana Ovejero[1], quien
expuso que los juegos son una forma de apropiarse del mundo, de las cosas y de
las personas. Añadiendo que era sumamente necesario que los adultos generen
espacios de juego en el niño, puesto que mejoran el aprendizaje, permiten el
desarrollo físico y mental fundamental en los primeros años de vida. Tomando
este aporte puedo añadir que personalmente creo que el juego es mucho más que lo
planteado, es para mí el medio a través del cual canalizamos frustraciones y
deseos, y nos autodefinimos en relación a los demás.
¿Juegos eternos?
Existe una gran variedad de juegos, pero no
todos tienen la peculiaridad de ser eternos como lo son la rayuela, el “piedra,
papel o tijera”, la mancha y la escondida. Juegos que pueden aparecer,
desaparecer y aggiornarse según la época
o estación del año, pero nunca pasan de moda. Siempre son realizados tanto por
niñas como por niños, de todas las edades, y así fue desde que sus orígenes.
Además, se realizan y son clásicos de la
gran mayoría de los países del mundo, y en cada uno de ellos poseen una denominación
distinta, aunque las reglas generales no varíen demasiado de una cultura a
otra. Sin embargo, es posible encontrar distintas variaciones en el nombre incluso
dentro del mismo país como por ejemplo, lo que se conoce como la macha en
algunas provincias de Argentina, es llamada la toca en otras.
No
solo el origen no es un pre-requisito
para jugarlo, tampoco lo es ni lo fue alguna vez , la edad. Ni siquiera el
lugar puede ser considerado un obstáculo para llevarlos a cabo, puesto que al
menos en lo que respecta a las escondidas, la mancha y el ”piedra , papel o
tijera” no necesitan de un contexto determinado o de materiales indispensables.
Solamente en el caso de la rayuela vamos a necesitar de un suelo liso, donde sea
posible realizar el esquema correspondiente y algún material para hacerlo, ya
sea tizas si es en el cemento o un objeto punzante si se lo realiza en la
tierra. Como se puede observar, no hay forma de que las condiciones geográficas
y ambientales sean razones lógicas para no realizarlos. Los dos elementos
fundamentales para este tipo de juegos son: unos cuantos chicos y mucha energía.
Aunque el tiempo pase ninguna de estas
actividades lúdicas pierde adeptos o jugadores y todavía siguen siendo buenas
opciones a la hora de querer enfrentar el aburrimiento, pasar el r ato o
divertirse con amigos.
Son juegos
que han perdurado a lo largo de los años marcando fuertemente la infancia de
muchos adultos, quienes se encargaron personalmente de transmitírselos y practicarlos
junto a sus hijos, la gran significatividad que tienen es quizás lo que hace
posible que siguen vigentes.
Con el fin de encontrar las causas de la
perdurabilidad de estos juegos, a lo largo de los últimos años se han formulado muchas hipótesis acerca de
las razones por las que los mismos sobreviven o como los niños los mantienen vivos.
Por su parte, muchos docentes y especialistas creen que se deba al hecho de
tratarse de entretenimientos vitales e indispensables que permiten el encuentro
y la socialización.
¿Qué beneficios aportan?
En ocasiones, se suele pensar que los
juegos no son más que actividades de óseo, utilizadas para pasar el rato o que
sólo se limita a las funciones de brindar la socialización y el encuentro, como
anteriormente se mencionó. Sin embargo, si
apoyamos
esta idea no vamos a estar en lo correcto, puesto que los juegos que poseen el
rasgo distintivo de ser perdurables en el tiempo también entretienen y combinan
el azar con las destrezas. Es el carácter reglado de los mismos el que permite
que se conviertan para los más pequeños,
en fuentes de aprendizaje de reglas y normas éticas como, la aceptación de
consignas.
Algunos de estos juegos tradicionales colaboran
con desarrollan entre otras cosas, de la movilidad fina, el cálculo a ojo e incluso
reglas de Física además, de estimular la imaginación y la creatividad. Las
escondidas, por ejemplo, despiertan la curiosidad, la exploración y la búsqueda; ayuda a aprender los números y
a ejercitar la paciencia. Genera a su vez, una avidez por conocer y por
aprender, es decir, un deseo fuerte e
intenso por adquirir nuevos conocimientos y habilidades. Por último, la rayuela permite desarrollar la motricidad, el equilibrio,
el lenguaje y la coordinación.
Para finalizar, es necesario explicitar que
la clave de estos cásicos juegos está en la gran enseñanza que contienen.
Autora: Diamela Sigot
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