“Se
reconoce que el juego ha sido y es caracterizador de la especie humana, es
manifestación de cultura. En el juego (y en el jugador) no existe un particular
interés por la producción, sino más bien en el juego como un fin en sí mismo”
Johan Huizinga
La sociedad va cambiando y
de nosotros depende aprovechar aquellas cosas que nos benefician y frenar las
posibles consecuencias de los cambios negativos.
Es un hecho que los niños tienden a quedarse
en casa en sus ratos de ocio y que cada vez más prefieren divertirse con sus
computadoras, celulares, tables y demás aparatos electrónicos que los lleva a
estar solos y en su propio mundo. Muchos padres
no saben lo importante y beneficioso que es que sus hijos puedan jugar al aire
libre.
Los niños desde pequeños deberían estar en
contacto con la naturaleza para que aprendan a interactuar con el entorno que
los rodea y poder estimular su creatividad. En esta “aventura” de jugar al aire
libre no tienen por qué estar solos, lo pueden hacer en compañía de su familia,
ya que muchas veces se necesita la incentivación de parte de los padres para
que los niños puedan salir a jugar.
Los juegos al aire libre van a potenciar la creatividad
del niño. Ellos estarán abiertos a las “sorpresas”, al conocimiento,
curiosidad, que puedan aparecer en esos espacios y en esas situaciones de juegos
que se desarrollan en la calle. Como, por
ejemplo, preguntarse sobre las plantas, insectos, cambios de clima, cambio de
estación y demás cosas que estimula el aprendizaje del niño.
Por
todo esto el juego favorece la imaginación, el desarrollo cognitivo y creativo,
agudizando el ingenio.
Además de ser más creativos, los niños que
suelen jugar afuera son sujetos más autónomos e independientes. Esto es una
herramienta fundamental para que el niño pueda aprender a “afrontar” sus
problemas.
Los juegos al aire libre van a proporcionar más
actividad física, evitando el sedentarismo y la obesidad. La regularidad del estar y jugar en espacios abiertos
ayuda a los niños a adquirir buenas costumbres y con probabilidad que en el
futuro también lo hagan y constituirse como personas activas físicamente y,
eventualmente, sin problemas de salud, obesidad y/o altos niveles de
colesterol.
Apagar la playstation, el televisor o celular
y salir a la calle a jugar a la pelota o a la plaza son actividades que se recomiendan
a todas las edades, a las familias y no solo a los niños pequeños.
Otro aspecto importante que destacar es que
el juego al aire libre favorece la relación con otros niños, lo que es
complicado si siempre juegan en sus casas. Aquí los niños van a aprender a
socializar, compartir, respetar reglas y muchas otras cosas más.
Además, favorece el
desarrollo psicomotor, ya que fomenta la coordinación, el equilibrio, la
organización espacio temporal, la motricidad fina y gruesa, ayuda a reforzar la
marcha, a correr, a saltar, entre otras cosas. Es decir, puede utilizar todo su
cuerpo en un ambiente de libertad.
Para Beatriz Caba, directora de la Asociación
Internacional por el Derecho del Niño a Jugar, dice “cuando un pequeño tiene espacios de diversión se fortalece su
autoestima, sus pasiones, e incluso se estimula la lógica matemática. Por eso,
los adultos no deben jugar con ellos durante tiempos establecidos ni con
consignas estructuradas; deben observar, escuchar y seguirlos. En conclusión,
dejarse llevar”.
Consejos a padres, para que lo dicho
anteriormente se lleve a cabo:
·
Los padres deben facilitarles a
los niños que descubran sus cuerpos y disfruten de juegos al aire libre como
arena, tierra, barro, etc
·
Desconectarlos de todo tipo de
aparatos electrónicos (teléfonos celulares, tablets, etc.) y motivarlos a que salgan
de la casas a jugar
·
Llevarlos a lugares donde estén
todo un día en contacto con niños y con la naturaleza
·
No tenerle tanto miedo a la
suciedad, virus o bacterias y dejar que el niño juegue libremente.
En conclusión, los adultos deben dejar que los
niños se expresen libremente, que jueguen, que exploren, que interactúen con
sus pares, con la naturaleza y también con sus padres.
Tenemos que evitar que el niño pase mucho
tiempo en actividades solitarias, usando aparatos electrónicos, que lo aleja de
poder relacionarse con los demás, desarrollar su creatividad, imaginación,
sumergirse en otros mundos posibles.
Se debe dejar al niño que descubra y aprenda
todos los beneficios que tiene el juego para brindarle. Motivarlos y ayudarlos
a que lo hagan sin ningún miedo.
Bibliografía:
·
Papalia, Diane E. “El juego en el desarrollo infantil”
·
Ramayo O. (2011). El juego y el deporte en el
futuro. “Revista Maestra”, 30-31-32
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