La
actividad extraescolar del niño : ¿interés de los padres o de los niños?
“¿Por qué el juego es tan importante? Por dos
razones. Una, porque si un niño no juega no crece, no se desarrolla, no
aprende. […]En segundo lugar, el juego es una forma de presencia de alto nivel
porque los niños, al jugar, ejercitan la etapa más importante de su desarrollo.
Cuando a Freud le preguntaron cuál fue el año más importante de su vida, él
respondió: «Sin duda, el primero». Así es también para nosotros. La principal
actividad con la que creamos los cimientos sobre los que luego construiremos
nuestra vida es el juego […]” (Tonucci, 2012)[1]
Como
inicio abordamos el concepto de juego. Según autores como Piaget definen al
juego como una parte de la inteligencia del niño, dado que representa la asimilación
funcional o reproductiva de la realidad según la etapa evolutiva que se
presenta en el individuo.
Para
comenzar vale aclarar que los juguetes son la herramienta para el juego, pero
no siempre se necesita la presencia
de este, sino que con el cuerpo ya basta
para llevar a cabo el desarrollo de la creatividad, de su imaginación, su
inteligencia, su psicomotricidad y su sentido de pertenencia a una sociedad,
entre otras muchas cosas. Es por esto que se puede decir que mediante el juego
los niños aprenden a vivir y a entender la sociedad en la que viven, haciéndose
participe en ella.
Hoy
en día se puede observar que la actividad extraescolar ya no es realizada por iniciativa
del niño, sino que se vuelve una orden obligatoria. Además ya no son
actividades lúdicas, divertidas, que despejan al niño de libros, de actividad teóricas,
sino que se basan más en asistir a academias de idiomas, informáticas,
refuerzos escolares, es decir, que en muchos casos ya no se hacen presente
juegos como fútbol, baloncesto, básquet, hockey, vóley, baile, etcétera; que
son actividades que favorecen en lo motriz, en aprendizaje de reglas, de
interacción y demás.
Para
comenzar, los padres deben saber en primer lugar porqué apuntan a que su hijo
asista a una actividad extraescolar o si solo es para ocupar el tiempo luego
que salga de la escuela, por consiguiente, si el pequeño está preparado/a y
brinda interés a realizarla. Muchas veces se piensa, mayoritariamente los
padres, que estas actividades sirven para que su hijo establezca nuevas
relaciones, es decir se sociabilice con el exterior. Sin embargo muchos psicólogos
afirman que no debe ser una actividad obligatoria para el niño, dado que también
es beneficiario pasar tiempo en familia y acrecentar los vínculos entre padres,
hermanos o pares, y no por esto se puede decir que el niño está perdiendo
oportunidades para su futuro o perdiendo el tiempo. Por ende, es fundamental
tener en cuenta que el niño tiene la
libertad de elección sobre sus tiempos libres, lo cual hará que la actividad
resulte positiva o negativa.
Se
sabe que los principales encargados de observar la reacción del pequeño ante el
comienzo de determinada activad, son los padres, ya que son los que lo conocen
suficientemente y conviven con él día a día. Esta actividad resulta positiva
siempre y cuando el niño este de acuerdo con lo que realiza, y además porque le
favorece a su desarrollo motor, intelectual, y al aprendizaje de nuevos
conocimientos, reglas, de cómo interactuar con un otro. De lo contrario, se la
puede considerar negativa cuando el niño no disfruta o no se divierte con la
actividad y termina resultando un peso, un estrés o sobrecarga.
“Un niño de cinco
años juega con su barco pirata y de pronto dice: “Es la felicidad”. El padre
que está allí cerca se sorprende, le pregunta: “¿Y para vos qué es la
felicidad?”. “Y... felicidad es cuando juego”, contesta el chico.
[…] Lo que se
juega allí con el barco pirata es la felicidad de volver una y otra vez, con
los mismos personajes, a repetir las escenas.” (Alicia Hartmann)[2]. Aquí
es como se observa el lugar que ocupa el juego en la vida de un niño y lo que provoca,
que es completamente una complacencia.
No está de más
decir que los niños de este periodo de la infancia no deben tener una agenda
agobiada de cosas, dado que necesitan jugar con amigos, recrear, conocer,
disfrutar la naturaleza, y obviamente tiempo para pasar en familia como se dijo
anteriormente.
El
hecho de que los padres demanden la realización de determinadas actividades a
los niños, le quitan horas de este “rato libre” el cual el niño necesita en su
desarrollo. Investigaciones realizadas por una juguetería llamada “Famosa”
dieron a conocer que los niños van perdiendo cada día más esta libertad de
juego. En relación a esto es oportuno
compartir lo que la Asamblea General de las Naciones Unidas dijo en 1959: “Jugar es un derecho de la infancia y los
adultos hemos de velar por su cumplimiento en todos y cada uno de los niños y
niñas.”
Por
ende como primordial se puede decir que el juego es un elemento básico en la
vida de un niño, y colabora con el aprendizaje y desarrollo cognitivo
(intelectual) y afectivo (emocional) puesto que es aprender a conocer la vida
jugando. Además el juego sirve como un medio por el cual el niño expresa
aquellos miedos, inquietudes, emociones, deseos que muchas veces en palabras no
pueden contar.
Como
conclusión afirmamos que el juego lleva a cabo las tres funciones básicas: la asimilación,
la comprensión y adaptación de la realidad externa.
En
definitiva, el juego es una herramienta para entender el mundo.
Como
reflexión final podemos seleccionar las siguientes palabras de Francesco
Tonucci: “Jugar
para un niño es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo,
sólo o acompañado de amigos, sabiendo que donde no pueda llegar lo puede
inventar.
BIBLIOGRAFIA:
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