A pesar de los tiempos que ya no son los
mismos, la cultura, los hábitos o los mismos juegos que jugábamos de chicos
también debemos aceptar y asumir que todo va cambiando, se va transformando e
innovando cada vez más.
Además de todo lo dicho anteriormente quiero centrarme en el tema por el cual voy a escribir, y que tiene que ver con un juego muy tradicional, relevante, significativo y emocionante para muchos que eran las populares “muñecas de trapo”, “muñecas artesanales”, “textiles” o también llamadas por abuelas o madres “las moñas”.
Investigando e
indagando un poco en el pasado de mis familiares que justamente se divertían
jugando horas y horas con estas creaciones confeccionadas por ellos mismos, me
relataban que lo principal para hacer una buena
muñeca de trapo era que tenían que trabajar la costura a mano, tener una buena
costurera o un buen artesano que les done sus retazos y recomendaciones para lograr una muñeca estéticamente linda. Además,
también las rellenaban con lo que el medioambiente o la naturaleza les brindaban,
como por ejemplo, con hojas de maíz y otras diversas plantas, también
utilizaban cueros de animales, plumas, entre otras. Su cabello lo cocían o
pegaban con lana o cuando no contaban con ella colocaban tallos secos. Y así de
a poco la decoraban y pintaban a su gusto.
Por
otro lado, en todas partes del mundo hacen muñecas, principalmente en América,
hubo muchas narraciones, mitos y cuentos sobre ellas de la cuales tenían un
sentido religioso que les permitía mantener el contacto con la madre naturaleza, con el agua, la tierra,
el aire y el fuego. Las muñecas indígenas que aún se conservan son
las diosas wará, de barro, oro o bronce y a su vez obtenían
sus propios significados de los cuales cada creador los imponía, por ejemplo,
las asociaban con la felicidad, las buenas cosechas, el destino, los partos
seguros, así como con ángeles guardianes, incluso como una protección contra
todo mal.
Más
que un pasatiempo o un “hobbie” para algunos, una terapia para otros, incluso
era un arte y una actividad con mucha imaginación de la cual a mi punto de
vista les daba mucha satisfacción o placer hacerlo. Asimismo, por otro lado
aparte de que pasaban días enteros produciéndolas, simultáneamente iban
enseñándole a su familia, que a su vez esto los unía mucho más, armonizaba a
ésta y desarrollaba mucha creatividad e imaginación que luego se las ingeniaban
para poder jugar con ellas.
En la actualidad, ya no se usan las muñecas artesanales o textiles sino
que se la conoce a la muñeca como un juguete de plástico, en el que solo es
entretenimiento para las niñas (antes podían usarlo tanto hombres como
mujeres). Hay diversos tipos de estas, ya sea las que tienen apariencia real a
un bebe recién nacido y que realizan las actividades de éste como llorar,
gatear, reír, tomar la mamadera, de los cuales dependiendo de lo que hacen será
el costo del mismo, que hoy en día su precio está muy elevado.
Otro
tipo de estas muñecas de plástico son aquellas que imitan la apariencia de una
mujer y que hay diversas marcas o clases como las famosas llamadas “Barbie”, “Bratz”,
entre otras, que actualmente no solo son las más vendidas del mundo sino que
tienen mucha relevancia en nuestra sociedad, ya sea por su llamativa vestimenta
con brillos, por sus accesorios o por lo que hacen, y que toda niña queda
encantada al verlas.
Del mismo modo, hay distintas muñecas de
plástico en donde llama la atención todo lo que trae con ella, por ejemplo, sus
profesiones de deportista, medica, niñera, peluquera, surfista y muchísimas
más.
Fabricar a Barbie o a cualquier otra
muñeca del mercado no es un trabajo fácil, por lo que requiere mano de obra
especializada. En su producción se combinan tanto las técnicas más avanzadas y elementos de última tecnología, como técnicas
artesanales. Es por este proceso por la que se evidencia su alto costo, y paradójicamente
su enorme demanda.
Ahora bien, concluyendo
con este ensayo, debo expresar que en toda la investigación realizada, y a pesar de haber elegido solo un juego, se
observa que la mayoría de los juegos de antes ya no se juegan o no son los
mismos, y que aunque las niñas siguen jugando
o divirtiéndose con las “muñecas”, éstan han cambiado al ritmo del mercado. Es realmente llamativo y vale la pena
destacarlo que hoy en día los niños no se divierten si no es con aparatos
tecnológicos, como la computadora y los videojuegos, con series de horas y
horas en el televisor o con sus propios celulares o con objetos tecnológicamente
sofisticados.
Una propuesta
interesante sería compartir espacios de construcción de juguetes artesanales,
ya que no solo es emocionante para los ver a los niños jugando a lo mismo que
jugaban ellos de chicos, sino también enriquecedor para los niños en tanto
constructores protagonistas de sus propios juguetes.
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