INTRODUCCIÓN
En este mundo tan evolucionado, donde
los tiempos ya no son los mismos de antes, es necesario prestar atención a los
niños, que se encuentran inmersos entre los adultos que sólo centran la mayor
parte de sus intereses en cumplir con todas las actividades diarias.
Entonces podríamos ponernos a pensar…
¿Actualmente, los padres tienen tiempo para jugar con sus hijos? ¿Cuán
importante es su presencia en el desarrollo del juego con los mismos? ¿El
contexto influye en el modo de jugar de los niños de hoy?
Creemos que en el lazo afectivo en las
familias es de suma importancia para su desarrollo, dado que es el primer
contacto social que conoce el niño a lo largo de su vida. En el momento en que
el niño juega con sus padres, éste se siente atendido y que le están
demostrando el cariño o afecto que tienen con él. Por lo tanto, el niño
disfruta esos momentos de atención mientras juegan juntos, tanto con su padre
como con su madre, creando así un ambiente familiar propicio para el bienestar
de su hijo.
Además, también es una forma en que los
padres pueden guiar al niño, hacer que demuestre su potencial en determinados
juegos, apropiados para ellos, de modo que nos interesa conocer la importancia
de la interacción que existe entre padres e hijos al momento de jugar, ya que
favorece al crecimiento integral de los mismos. A los padres por estos motivos
se los califica como mediadores entre el niño y el juego.
Acabamos de plantear como el ámbito
familiar influye positivamente en el desarrollo del juego en el niño, de manera
afectiva y estimulante. De modo que a continuación, expondremos un breve ensayo
a partir de cómo es actualmente esta relación, presentando algunas de las
problemáticas actuales y algunas surgidas a partir del gran avance de la
tecnología en los últimos tiempos.
EL DESARROLLO DEL JUEGO EN LOS NIÑOS DE HOY
Por medio del juego, los niños
consolidan los dominios del desarrollo, donde se estimulan los sentidos, se
ejercitan sus músculos, coordinan la visión con el movimiento, obtienen dominio
de su cuerpo, interaccionan con su entorno, dimensionan el espacio,
experimentan nuevas actividades, logran habilidades, manipulan objetos, actúan
según sus intereses, entre otros aspectos que proporciona el jugar tanto
consigo mismos como con sus padres, hermanos, tíos, niñeras, etc.
Juegos de niños, de Pieter Brueghel (1560) |
Pero las cosas han ido cambiando.
Antes, el poder tener un juego o juguete era una posibilidad que no todos
tenían y para los que no la tenían, no era un impedimento para no jugar, porque
se las ingeniaban con los juegos típicos de su época. Luego, los niños
preferían tener solo un juguete, pero que tuviera un gran significado para
ellos y lo cuidaban por mucho tiempo. En cambio, los niños de hoy en día, ya no
tienen solo un juguete que sea su favorito, sino que sus preferencias van de la
mano con los últimos modelos de juegos que se ven en el mercado, los que “están
a la moda”. Una de las mayores influencias para que esto suceda son los
anuncios publicitarios expuestos en los canales de televisión, donde el niño al
ver la propaganda, ésta llama su atención y desea automáticamente poseerlo; o
también el anhelo de los juguetes surge de los celos de que sus pares los
tengan y ellos no.
En relación a las tecnologías que se
utilizan en la actualidad, muchos padres consideran que el exponer a los niños
a pequeños a videos de enriquecimiento y a juguetes con orientación académica
favorecerá el futuro aprendizaje de ellos a lo largo del periodo escolar. Esas
actividades pueden ser, o no, valiosas por sí mismas, pero no lo serán si
interfieren con el juego dirigido por el niño (Ginsburg, 2007). De modo que, si
los adultos interrumpen con las intenciones y objetivos de sus juegos,
presentando esos modelos interactivos, no dejarán que ellos mismos puedan
experimentar, aprender y poner en juego su imaginación en sus actividades
lúdicas.
Otros padres consideran que el “jugar
por jugar es una pérdida de tiempo”; esto se debe a que para ellos no hay
contenidos en los mismos que favorezcan al desarrollo de las facultades intelectuales
de los niños, pero ésta es una concepción errónea dado que en el juego se puede
encontrar una evolución en cuanto a destrezas y a construcciones de ideas
propias del sujeto en acción. Por lo tanto, es necesario
que los niños tengan mucho tiempo de
juego exploratorio libre, para que se desenvuelvan en el medio según sus
intereses y preferencias en el espacio de juego.
Hay
que considerar que el juego es uno de los factores que más influyen en el
desarrollo de los niños, por lo cual desde el nacimiento y durante los tres
primeros años de vida es preciso que el adulto esté presente; dado que a partir
de la exploración de su propio cuerpo con el otro, los pequeños obtendrán mayor
información del mundo que los rodea, así serán capaces de entender y explorar
la relación causa-efecto desde muy chicos, ya pudiendo descubrir cómo su cuerpo
y sus acciones modifican el entorno en el que están.
Además, el juego puede hacer varias
aportaciones en el desarrollo del niño, tanto al desarrollo cognitivo, que le
permite comprender su entorno y crear su propio pensamiento; al desarrollo
social, manifestado en los juegos grupales, donde existe una continua
interacción con el otro, distintas formas de comunicación con los mismos y, a
medida que los chicos van creciendo el juego se convierte más interactivo y
cooperativo; al desarrollo emocional, en el cual el niño representa un
personaje implicando sus propios sentimientos y emociones, logrando con el
juego un equilibrio emocional y un estado placentero; como así también
aportando al desarrollo motor; ya que constituye la fuerza impulsora para que
realice la acción y llegue al objetivo deseado.
En cuanto a los distintos niveles
cognitivos del juego, los niños empiezan por el juego funcional (práctica
repetida de los movimientos de los músculos largos), siguiendo por el juego
constructivo (realizar con objetos la construcción de algo), y luego realizar
el juego dramático (requiere acciones, objetos o papeles imaginarios: función
simbólica), que este último disminuirá cuando los niños ingresen a la
institución escolar y aumenten su participación en los juegos formales con
reglas.
Estos niños, además de adquirir esas
cualidades y habilidades, irán experimentando, a lo largo de sus vidas,
variados tipos de juego que aportarán distintas formas de experiencia personal
y social, y que a la vez, favorecerán al crecimiento integral del niño, en el
cual el contexto actuará como factor fundamental para el desenvolvimiento de
los sujetos. El mismo también estará limitado por cuestiones relacionadas a la
diferencia de género, en cuanto a experiencias sociales, ya que las niñas
prefieren juegos muchos más tranquilos, que no influyen tanta destreza física, de simulación,
simbólicos, con estilos de juegos maternales y actividades estructuradas y
supervisadas por un adulto; mientras que los niños tienen una tendencia a
realizar mayor actividad y agresividad física en sus estilos de juego, jugando
de manera espontánea e involucrándose en juegos exploratorios.
Dado que, por lo general, las niñas
interpretan roles domésticos y la conformación de una familia y, sucede todo lo
contrario con los niños ya que sus juegos de simulación implican peligro, roles
competitivos y dominantes, donde su juego es más estereotipado que en el juego
de las niñas; por lo tanto, en los grupos mixtos suelen realizarse actividades
masculinas tradicionales. Estas preferencias en los niños y niñas con una
marcada diferencia, recibe el nombre de segregación por género.
Dentro de los factores que pueden
influir en el juego se encuentran los valores culturales y las diferentes
costumbres de actividades que tiene la sociedad. Los valores culturales afectan los ambientes de juego que los adultos
establecen para los niños y, a su vez, estos ambientes afectan la frecuencia de
formas específicas de juego en las diferentes culturas (Bodrova y Leong, 1998).
Al existir millones de diferentes
culturas en el mundo, también hay muchas creencias acerca de qué manera puede
influir el juego en el desarrollo de los chicos y sus progresos en el ámbito
social. Por lo que algunos se pueden dedicar a fomentar el juego de manera más
social, donde el niño conozca todas las posibilidades que el medio le ofrece;
otros pueden tener una mirada un poco más competitiva acerca del juego
infantil, lo que produce una reacción un tanto más negativa en los chicos; y en
otros lugares pueden preferir un poco más el juego solitario.
Podemos pensar que al ser de
diferentes culturas, el pensamiento y la manera de pensar acerca de las
actividades lúdicas, también va a variar sobre si es necesaria la participación
y la presencia de los padres, pero así mismo estas decisiones también tendrán
que ver con la ideología personal de cada familia, sus posibilidades, y sus
proyectos de vida.
CONCLUSIÓN
Para concluir con este breve ensayo,
podemos hacer varias consideraciones tales como que el juego fue evolucionando
con el paso del tiempo, como así también la manera en que las nuevas
tecnologías y juguetes modificaron los intereses de los niños, relacionándose
al mismo tiempo con el contexto social en el que están inmersos. Además, sus
padres ya no dedican parte de su día a tener un espacio de juego con ellos,
sino que piensan que es una pérdida de tiempo por el hecho de que no aportan al
desarrollo intelectual de sus hijos, o quizás, al estar en una sociedad tan
acelerada y con diversos compromisos, se les hace imposible estar en sus
hogares, o simplemente les dan objetos para que se entretengan.
El rol de los padres es fundamental en
el desarrollo del juego en la niñez, dado que es necesario que guíe a sus
hijos, que le posibilite generar nuevas habilidades, que se desenvuelvan en el
medio y demostrarles sus capacidades para que construyan su propio camino en su
crecimiento integral.
Como ya mencionamos anteriormente, el
juego aporta a diferentes aspectos que favorecen a la evolución del niño, en el
contexto social en que se encuentra, donde el desarrollo cognitivo, social,
emocional y motor, ya que permiten relacionarse con otros, con ellos mismos y
con la sociedad, en la que influyen las diferentes culturas, las diferencias de
género y crianza.
Por lo tanto, todas estas cuestiones
permiten responder a nuestra situación problemática inicial, ya que actualmente
podemos ver que, en un mundo tan colmado de tecnologías y trabajos exigentes,
los padres ya no tienen tiempo para lograr un espacio de juego con sus hijos;
siendo esto fundamental en el desarrollo de los mismos, y necesaria la
presencia de ellos en sus hogares. Al mismo tiempo, pudimos describir algunas
influencias que provoca el entorno en cuanto a limitaciones y ventajas que le
proporciona al niño; y también las distintas aportaciones favorecedoras en las
que el juego contribuye al crecimiento y a la formación integral de
ellos, pasando por una serie de constantes progresos comenzando en su niñez y
continuando a lo largo de su vida.
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