viernes, 23 de septiembre de 2016

¿Aún existe el juego de las canicas o balitas? por Narela Dorsa

Las canicas o balitas o bolitas o bolillas son pequeñas esferas de vidrio, cerámica o plástico con el cual se realizan distintos juegos, y también se acumulan como objetos de intercambio y colección.









Este juego tradicional, posee muchas maneras de jugarlo y con un mismo objeto, como por ejemplo, “la Troya”, que consiste en realizar en la superficie del suelo un círculo; en el interior del mismo, se colocan las canicas en el orden que uno prefiera. Los jugadores tiran desde afuera, con el objetivo de que al lanzar cada uno su canica, choque con otra y lograr sacar la que se encuentra dentro del círculo, evitando que la canica arrojada quede en el interior del mismo. Si el jugador logra el objetivo, tiene la posibilidad de tirar  otra vez y se queda con la canica que logra sacar.
El juego termina cuando ya no quedan canicas, y el que más canicas obtuvo, es el ganador.
Otra forma de jugar, es el llamado “Hoyito”, que como bien dice su nombre, se basa en hacer un hoyo en la tierra. Cada participante, tendrá una canica llamada punto, y su objetivo será golpear su canica con la del oponente, luego embocarla en el orificio antes realizado y una vez concluido ganará el que logro golpear y embocar.
En décadas pasadas, las canicas eran fabricadas por sus propietarios de forma casera, de barro o arcilla. Hoy en día, con la industrialización y comercialización, son de material de vidrio. Para nosotros, este juego también es llamado “balitas”.
                                       
Este tipo de juego, gracias al consumo y a los avances tecnológicos, perdió cierto protagonismo en la mayor parte de la sociedad, suele verse en sectores con menos recursos, ya que las que poseen acceso a la tecnología, escogen juegos de tipo virtual. No olvidemos que el juego está muy arraigado a la cultura, es decir, a los valores y prototipos que se le brindan al niño en su casa. En una sociedad de consumo, como es la de hoy, los niños no poseen favoritismo por un juguete especial, sino que a medida que avanza el mercado y aumenta el consumo, sus preferencias cambian y siempre quieren el último juguete de moda.
Las formas de jugar de los niños de hoy, ya no son las mismas, un abuelo “nos contó que antes en su época, ellos hacían sus propios juguetes, realizábamos bolitas de arcilla y jugábamos a las canicas con mis amiguitos del barrio”, es decir, éste juego tradicional, poco a poco tiende a desaparecer. Con el transcurso de los años, hasta el niño de hace unas décadas atrás suele no ser el mismo al de hoy, y todo esto se debe a una sociedad cada vez más consumista, donde los medios de comunicación y la publicidad imponen el consumo, por ejemplo a través de los canales infantiles.
El juego aporta, placer y momentos de distracción, que para el niño es sumamente importante. Además pone en acción, habilidades cognitivas, lo cual le permite comprender su entorno; ayuda a que pueda interaccionar con los niños que juegan con él, lo que le permitirá desarrollar importantes habilidades que van a favorecer al niño, para afrontar dificultades futuras de una manera independiente.
También impulsa el desarrollo motor, acá el niño utiliza los músculos de sus manos, para agarrar la canica, es lo que se conoce como Psicomotricidad Fina, y a la vez adiestra la coordinación óculo-manual, para fijarse en un objeto y llegar a tomarlo con su mano. También se encuentran implicados el freno inhibitorio, la fuerza, la precisión y el esquema corporal.
Resulta indispensable en todo esto, el papel de los padres y adultos cercanos, el dejar jugar al niño y posibilitar actividades lúdicas, ayuda a desarrollar adecuadamente las diferentes dimensiones del desarrollo. El niño al entrar en una actividad placentera, como es este tipo de juego, se libera diversas emociones que el mismo produce, como momentos de diversión; por eso es muy valioso el rol del otro, que acompañe y le brinde lo mejor de uno.
Actualmente, nuestros niños se encuentran atrapados en un monitor, donde todo es más fácil y solitario, donde la figura de los padres/cuidador se quiebra, y el niño adquiere sus propias normas y se convierte en un sujeto independiente.
Cabe destacar, que es de suma importancia el “juego” en los niños, como es el caso de las canicas, no solo favorece la dimensión social, motora y cognitivo, sino también la creatividad que el niño posee, la refuerza y la alimenta.
El juego va de la mano con el aprendizaje, el niño a través de él también aprende nuevas técnicas y a la vez las confecciona. Pero la presencia de una persona que sea un andamio, para que a través del dialogo puedan cuidarlos, acompañarlos y a la vez que sea participe también del juego, posee una repercusión sumamente positiva en el niño y notablemente en su desarrollo.

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