domingo, 29 de octubre de 2017

Juegos sin fecha de vencimiento

Es fácil observar como juegos han sido jugados por cientos de generaciones y aún siguen en vigencia, a pesar de las adversidades que le ha presentado el siglo XXI.

La  escondida, la rayuela,  la mancha y el “piedra, papel o tijera” son sólo algunas de las tradiciones lúdicas que  el tiempo no se llevo y ni siquiera el avance tecnológico ha podido con ellos. Juegos que han marcado la infancia de muchos y unen varias generaciones.

¿Qué es el juego?


S
i en un primer momento tenemos en cuenta el concepto de juego podemos tomar el aporte de la pedagoga Viviana  Ovejero[1], quien expuso que los juegos son una forma de apropiarse del mundo, de las cosas y de las personas. Añadiendo que era sumamente necesario que los adultos generen espacios de juego en el niño, puesto que mejoran el aprendizaje, permiten el desarrollo físico y mental fundamental en los primeros años de vida. Tomando este aporte puedo añadir que personalmente creo que el juego es mucho más que lo planteado, es para mí el medio a través del cual canalizamos frustraciones y deseos, y nos autodefinimos en relación a los demás.

¿Juegos eternos?

    Existe una gran variedad de juegos, pero no todos tienen la peculiaridad de ser eternos como lo son la rayuela, el “piedra, papel o tijera”, la mancha y la escondida. Juegos que pueden aparecer, desaparecer y aggiornarse  según la época o estación del año, pero nunca pasan de moda. Siempre son realizados tanto por niñas como por niños, de todas las edades, y así fue desde que sus orígenes.
    Además, se realizan y son clásicos de la gran mayoría de los países del mundo, y en cada uno de ellos poseen una denominación distinta, aunque las reglas generales no varíen demasiado de una cultura a otra. Sin embargo, es posible encontrar distintas variaciones en el nombre incluso dentro del mismo país como por ejemplo, lo que se conoce como la macha en algunas provincias de Argentina, es llamada la toca en otras.

No solo el origen  no es un pre-requisito para jugarlo, tampoco lo es ni lo fue alguna vez , la edad. Ni siquiera el lugar puede ser considerado un obstáculo para llevarlos a cabo, puesto que al menos en lo que respecta a las escondidas, la mancha y el ”piedra , papel o tijera” no necesitan de un contexto determinado o de materiales indispensables. Solamente en el caso de la rayuela vamos a necesitar de un suelo liso, donde sea posible realizar el esquema correspondiente y algún material para hacerlo, ya sea tizas si es en el cemento o un objeto punzante si se lo realiza en la tierra. Como se puede observar, no hay forma de que las condiciones geográficas y ambientales sean razones lógicas para no realizarlos. Los dos elementos fundamentales para este tipo de juegos son: unos cuantos chicos y mucha energía.
    Aunque el tiempo pase ninguna de estas actividades lúdicas pierde adeptos o jugadores y todavía siguen siendo buenas opciones a la hora de querer enfrentar el aburrimiento, pasar el r ato o divertirse con amigos.
    Son juegos que han perdurado a lo largo de los años marcando fuertemente la infancia de muchos adultos, quienes se encargaron personalmente de transmitírselos y practicarlos junto a sus hijos, la gran significatividad que tienen es quizás lo que hace posible que siguen vigentes.
    Con el fin de encontrar las causas de la perdurabilidad de estos juegos, a lo largo de los últimos  años se han formulado muchas hipótesis acerca de las razones por las que los mismos sobreviven o como los niños los mantienen vivos. Por su parte, muchos docentes y especialistas creen que se deba al hecho de tratarse de entretenimientos vitales e indispensables que permiten el encuentro y la socialización.

¿Qué beneficios aportan?

    En ocasiones, se suele pensar que los juegos no son más que actividades de óseo, utilizadas para pasar el rato o que sólo se limita a las funciones de brindar la socialización y el encuentro, como anteriormente se mencionó. Sin embargo, si


apoyamos esta idea no vamos a estar en lo correcto, puesto que los juegos que poseen el rasgo distintivo de ser perdurables en el tiempo también entretienen y combinan el azar con las destrezas. Es el carácter reglado de los mismos el que permite que se  conviertan para los más pequeños, en fuentes de aprendizaje de reglas y normas éticas como, la aceptación de consignas.
    Algunos de estos juegos tradicionales colaboran con desarrollan entre otras cosas, de la movilidad fina, el cálculo a ojo e incluso reglas de Física además, de estimular la imaginación y la creatividad. Las escondidas, por ejemplo, despiertan la curiosidad, la exploración  y la búsqueda; ayuda a aprender los números y a ejercitar la paciencia. Genera a su vez, una avidez por conocer y por aprender, es decir,  un deseo fuerte e intenso por adquirir nuevos conocimientos y habilidades. Por último, la rayuela permite desarrollar la motricidad, el equilibrio, el lenguaje y la coordinación.
    Para finalizar, es necesario explicitar que la clave de estos cásicos juegos está en la gran enseñanza que contienen.

Autora: Diamela Sigot








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