martes, 31 de octubre de 2017

Juegos de ayer y de hoy

El juego es una actividad que siempre ha existido en la vida de los niños, ya que forma parte de la vida de una persona; es importante para el aprendizaje y el desarrollo integral de los mismos puesto que aprenden a conocer la vida jugando.

El jugar es vital para el desarrollo en la infancia, ya que a través del juego se ponen en práctica todas las habilidades que favorecen la maduración y el aprendizaje, esto mismo les proporciona placer y satisfacción.
Los juegos antes eran diferentes, por otra parte cambiaron muchas cosas a través de las épocas, primeramente podíamos sacar juguetes al patio, llevarlos al parque, salir a correr, jugar a la rayuela, jugar a las balitas, el ladrón y el policía, la mancha y demás, a veces hacer las cosas sin supervisión de nuestros padres, hermanos, abuelos, porque estábamos seguros de que retornaríamos a casa completos y en perfecto estado, pero actualmente el salir a jugar solo sin observación de un mayor se imposibilita a causa de la evolución de los tiempos y se ha tornado algo peligroso, en fin, el día de hoy tenemos que salir con el permiso y la vigilancia de un adulto.
Pero no sólo es eso, también los chicos se volvieron más caprichosos en el sentido de preferencia a la tecnología puesto que ahora los chicos prefieren estar en sus casas en frente de una computadora, tablet, celular, televisor antes que estar afuera jugando con otros chicos, disfrutar del aire libre, lastimarse, ensuciarse la ropa, y demás, cosas que forman parte de la niñez de cada uno de ellos. La imaginación de los niños se fue deteriorando por toda la tecnología del hoy, que poco a poco debido a todos estos grandes cambios fueron quemando etapas de su infancia.
Papás y mamás, abuelos y abuelas, tíos, tías y adultos en general, somos quienes debemos asumir con las nuevas generaciones la responsabilidad de transmitirles el valor cultural de los juegos y juguetes tradicionales. Éstos pueden ser un importante vehículo para preservar conocimientos significativos y construir vínculos mediante actividades que nos permitan compartir y así estimular el desarrollo integral de los niños y las niñas.
Por si la memoria traiciona, aquí hay algunas pautas para ayudarnos a recordar:
La Rayuela:
Se traza en el suelo (de tierra, piedra o suelo artificial) un diagrama constituido generalmente por una serie de rectángulos coronados por un semicírculo. El número de casillas varía entre 6 y 16, las más populares están constituidas por 9 u 11 compartimientos. Los jugadores, que pueden ser dos o más, poseen tejos personales o colectivos, hechos de madera, piedra, hierro, etc., que van arrojando a las sucesivas casillas de donde tendrán que ser recogidos. El modo de hacerlo es el siguiente: el primer jugador arroja su tejo al primer compartimiento, entra saltando en un pie y lo levanta, para luego salir en la misma forma en que entró; lo mismo hace con las otras casillas, hasta llegar a la última.
El jugador pierde cuando asienta ambos pies en casillas donde ello no es permitido, cuando pisa las líneas del diagrama, cuando al arrojar el tejo éste queda sobre una raya o en una casilla distinta de la prefijada y cuando equivoca el recorrido del diagrama.

Juegos que no deberíamos dejarlo en el olvido.

La escondida:
Uno de los chicos ocupa la "piedra" (un punto ideal en la pared, sobre el que debía apoyarse con un brazo flexionado y los ojos cerrados descansando sobre éste, para no "espiar"), y allí realiza la "cuenta" durante la cual el resto de los jugadores deberán buscar un escondite adecuado. "Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez... punto y coma, el que no se escondió se embroma" así comienza la búsqueda. Cuando encuentra a un niño ("¡Piedra libre para Carlitos que está detrás del árbol!") se inicia entre ambos una carrera hasta la "piedra": si el "descubierto" llega primero y grita "piedra libre", queda, en efecto, "libre", y en caso contrario queda "prisionero" del guardián de la "piedra".
Podría ocurrir que en alguno de estos alejamientos exploratorios uno de los "escondidos" saliera furtivamente de su lugar y tocando la pared profiriese el grito liberador y solidario de "piedra libre para todos mis compañeros", con lo que termina el juego y el guardián vuelve a "contar".
La mancha.
Básicamente, el juego consiste en que uno de los jugadores debe atrapar a los demás, que pueden usar el "gancho" para evitarlo, existen distintas variantes: venenosa (los chicos debían apoyar la mano en la parte tocada), congelada (el chico tocado debía permanecer en la posición en que se encontraba en el momento de ser tocado) , agachada (si el chico se agachaba no podía ser tocado), pared (si conseguía llegar hasta la pared no podía ser atrapado), televisor (se debe mencionar un programa de televisor para tener impunidad).
Lobo está:
Uno de los jugadores asume el papel del "lobo" recluido en su cueva y sostiene este diálogo con los miembros del coro, mientras se "viste" cuidadosamente:
Coro: Juguemos en el bosque
mientras el lobo no está.
¿Lobo está?
Lobo: Me estoy poniendo los pantalones, etc.
Diálogo que se rompía cuando el "lobo", revestido con todas sus prendas, salía de su reducto e iniciaba la cacería de los "preguntones".
En las tardes frías podemos explorar diferentes juegos de mesas como las loterías, los juegos con cartas, juegos con palabras; que afianza el vínculo el dialogo en familia.
Si bien no se ha perdido estos juegos porque algunos niños conserva la inocencia de ellos, deberíamos ponerlos más en práctica; esta tarea está en manos de los adultos. 

Autora: Sabina Gilardone

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