domingo, 29 de octubre de 2017

El juego y las nuevas tecnologías


¿Qué papel ocupa la tecnología en la actualidad? ¿Reemplaza a los juegos tradicionales? ¿ De qué forma? por Micaela Gomez

Los niños de hoy prefieren pasar la mayor parte del tiempo tras una pantalla y no jugando e interaccionando físicamente con los demás.

En la actualidad desde los primeros días de vida los niños están inmersos en la tecnología, a ellos les parece mucho más atractivo e interesante estar jugando frente a una pantalla durante horas que poder compartir tiempo con niños de su edad
ya sea andando en bicicleta, jugando a las escondidas o simplemente corriendo carreras como se solía hacer antes.
Durante la niñez es muy importante la experimentación, el conocer el mundo y todo lo que con él trae la naturaleza.
Con el paso del tiempo las tecnologías han ido avanzando y la sociedad junto con ella, adaptandose y modificando lo que resultaba ser su modo de vida. Los juegos tradicionales ya perdieron importancia en la niñez y poco a poco se van olvidando.
Jugar para un niño es un espacio para la autenticidad, la espontaneidad, la imaginación creativa y la fantasía con sus propias reglas, estos juegos actualmente familiarizados ya vienen totalmente definidos en cuanto al diseño, a la forma de jugar y en cómo deberían hacer para lograr el objetivo que les plantea, todo esto no les permite desarrollar nada de lo mencionado anteriormente y mucho menos si son utilizados en exceso como en muchos casos suele pasar.


Es esencial tener en cuenta lo vital que es en el desarrollo otro tipo de habilidades mucho más complejas que manejar el joystick de la playstation, dentro de estas habilidades están claramente el compañerismo, la empatía con el otro, la relación con el ambiente, destrezas y habilidades físicas que muy pocas veces es logrado por estos juegos tecnológicos.
Aprendemos a respetar al otro, a tener valores, a salir del egocentrismo inicial, a compartir, a ayudar, a ir generando vínculos afectivos pero sobre todo a formarnos como personas en interacción con los que nos rodean, esto va a contribuir positivamente para el aprendizaje personal, escolar, social y para la vida cotidiana.
Es imprescindible fomentar una necesidad por conocer, por descubrir, por experimentar, más allá de una pantalla y que salgan de lo que llamamos su “zona de confort”.
Los juegos tecnológicos limitan estos comportamientos sociales y los envuelven cada vez más en el placer individual y solitario. Se vuelven mucho más competitivos con ellos mismos y con los demás. Estos juegos no requieren una determinada capacidad de abstracción o desarrollo cognitivo como los juegos tradicionales que sin saberlo estimulaban en gran medida a los niños.

Con esto no quiero decir que las tecnologías dificulten el desarrollo de los niños, ni mucho menos pero si hay que tener en cuenta que es una realidad diferente a la que no tenemos que eximir a los niños ya que esta ha invadido nuestras vidas, depende de nosotros que su uso sea aprovechado correctamente y con esto me refiero a un uso controlado y supervisado por un mayor responsable. De esta manera podemos sacar provecho de estas y lograr que los niños sean capaces de desarrollarse a ritmos agigantados sin dejar de lado el juego tradicional y todo lo que conlleva consigo.
En mi opinión cualquier cosa indebidamente en exceso es mala.
Es preciso que los niños no dependan de estos aparatos para divertirse o necesariamente sentirse seguros con ellos mismos, es crucial que sepan que hay un mundo para disfrutar mediante actividades recreativas, placenteras y basadas en la imaginación e interpretación que el niño le adjudica a la situación u objeto que encuentra a su disposición.

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