Este interrogante sirve como disparador para pensar
si los padres invierten el tiempo necesario o no, en jugar con sus hijos y de
ser así, si la experiencia es la misma o con el paso del tiempo se deja por un
lado esta vinculación Padre-Hijo, y desde otra perspectiva si la tecnología es
considerada una pared separadora de esta relación.
Ya desde los primeros meses del niño, la figura del
adulto está presente en sus juegos de
interacción, la cual es mutua y satisfactoria.
Mediante esta interacción disfruta de la atención
que le presta el adulto y su a vez el padre se siente feliz con esto, a partir
de ello se comienza a crear un lazo afectivo en el cual aparece el juego;
tomando así el niño un papel de protagonista y el adulto toma el rol de facilitador
de que se dé esta situación lúdica.
¿A que nos
referimos cuando hablamos del “Rol del
adulto en el juego”?
El educador interviene en el juego
del niño de diversas formas y maneras.
El adulto-educador sugiere, sin
cuestionar o sustituir las decisiones de los niños. Ofrece nuevas tareas o
variantes del juego, y con el fin de buscar mejorar el desarrollo. Mediante
esto configura el escenario de sus juegos.
También favorece en los niños la
expresión y la comunicación en el desarrollo de sus juegos.
Por ejemplo cuando el adulto juega
con los bebes lo estimula a expresarse. El adulto busca que el niño se sienta
seguro y pueda llevar acabo el juego como él lo desee, es decir trata de crear
un ambiente de relajación. Se busca implementarle al niño tareas sencillas que él
pueda realizar y así sienta la motivación por seguir descubriendo. Para
asignarle “estas tareas” hay que tener en cuenta el momento el desarrollo
evolutivo del niño.
Al pequeño le gusta que la
fantasía de sus juegos se mezcle con la realidad por ejemplo cuando jugamos con
ellos a vender y comprar comida.
A todo lo ya mencionado al
educador no le debe faltar una parte indispensable que requiere el juego, como
la actitud para ser creativo, pasional y disfrutar con y para los niños.
Un padre desinteresado y que
estropee los juegos es de suma molestia para los pequeños.
“La importancia del juego en familia”
Diez ítems para saber y recordar.
1) El juego entre padres e hijos hace a los niños más felices, imaginativos y tolerantes.
2) Fomenta la autoestima y las relaciones interfamiliares.
3) Favorece la atención del niño.
4) Jugar con los padres infunde seguridad al niño.
5) Promueve las habilidades socioemocionales.
6) Fomenta la creatividad infantil y el éxito escolar.
7) Permite más autocontrol emocional.
8) Promueve la
popularidad y la competencia social.
9) Potencia la
actividad infantil
10) Promueve la
felicidad
“Falta de tiempo: la
Tecnología y su protagonismo”
Muchos Padres hoy en día por cuestiones de falta de tiempo realizan malabares
con la escuela, el trabajo, la casa y la vida social, y dependen enormemente de
las tecnologías de la comunicación, la información y el transporte para lograr
unas vidas más rápidas y eficientes
A su vez estas tecnologías tanto como (televisión, internet,
videojuegos, teléfonos móviles) tienen un impacto sumamente profundo en los
vínculos familiares y su estilo de vida.
La gente mayor se muestra preocupada cuando ve a padres distraídos por
las pantallas, se escandalizan al ver niños pequeños con la mirada perdida
esperando el autobús mientras el adulto
a cargo mira su celular y se encuentra en redes sociales.
Así como el padre-tutor se siente atraído por ella (la tecnología),
comete el grave error de brindarle al niño desde temprana edad un aparato
tecnológico con el fin de “entretener” al niño.
Lo que el padre no tiene en cuenta es la suma importancia que tiene el
contacto con el niño y a su vez el valor que tiene pasar tiempo con el mismo.
En pocas palabras podemos decir que, los valores y costumbres que hoy
en día se ven en nuestra cultura, están
afectando progresivamente los ambientes de juegos que los adultos
establecen para los niños.
¿Cómo saber si
estamos jugando correctamente con nuestros niños?
A continuación brindaremos puntos fundamentales que usted debe
considerar importantes para el juego con su niño, y a su vez, mejorar, reforzar
el vínculo Padre-hijo a través de esta interacción.
- El niño debe ser quien guíe el juego, debe contarnos en que consiste , que es lo que va a hacer y qué papel concreto nos dará para jugar.
- El juego no debe transformarse en un ejercicio o tarea que proponga determinados aprendizajes. Jugar no es una tarea para el niño.
- A su vez no es la estimulación constante, esto quiere decir que el niño no siempre debe estar activo, sino que también necesita momentos de inactividad. Soledad.
- Cuando jugamos con ellos no debemos pensar en otras cosas y debe ser sin prisa.
- Hay que tener en cuenta la preferencia de los niños, sin limitarse exclusivamente a ellas, pero si respetándolas y favoreciéndolas.
- Esta actividad debe ser agradable. Disfrutemos del placer de estar juntos.
Bibliografía
Ø Papalia,
D.E- old, S.W & Feldman, R.D. Psicología del desarrollo de la infancia a la
adolescencia. (11ª.ed). Mc Graw Hill.
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