Por: Agostina Velázquez
Al nacer, todos formamos parte de un grupo
familiar, éste es diferente en todos los casos y tiene distintas composiciones,
ya sea madre, padre e hijos; abuelos y un niño o niña, tíos, tías u otros
tutores. Pero en todas sus variantes es muy importante para nuestra formación
como personas en la infancia. Además de ser este el responsable de hacer sentir
más o menos seguros, queridos y valorados a sus integrantes.
Es importante destacar que este sistema se ve
influenciado por numerosos factores externos e internos, tales como, clases
sociales, país, zona geográfica, situación económica, ideología, religión,
época, formas de relacionarse entre ellos y con los demás individuos, entre
muchos otros.
Además de la satisfacción de las necesidades
básicas del infante es necesario ofrecerle afecto, palabras, miradas, valores y
juegos. En especial hablaremos de esta última actividad ya que los chicos pasan
la mayor parte de su tiempo jugando, es una de las acciones que les despierta
mayor interés, lo cual es positivo ya que cumple una función muy importante en
su desarrollo; jugando van conociendo el mundo que los rodea y pueden dar
rienda suelta a su imaginación. Todos tienen derecho a jugar, a participar en
la vida cultural y artística; lo que es fundamental en sus vidas ya que también genera
y enriquece el vínculo entre ellos y los
adultos. De esta manera empiezan a comprender que hacen los mayores, para qué
usan las cosas; compartir con otros y aprender a comunicarse con otros; a
expresar sus ideas, así también descubrir que les gusta o disgusta y de que son
capaces o no, de hacer. ¡Es un gran paso a su socialización!
Como dijimos la familia se ve atravesada por
una cultura, por lo tanto es un reflejo de esta. En estos tiempos nos hemos
vuelto una sociedad consumista, segada por las cosas materiales; constantemente
compramos electrodomésticos, autos, ropa, zapatos, juguetes, muchas veces sin
necesitarlos, simplemente con el fin de acumular y acumular. ¿Cómo influye esto
en los niños? Y ¿Cómo se relaciona con el juego?
Se compran juguetes a diario, muchas veces
porque sí, no hace falta que sea un día festivo, cumpleaños o que el niño haya
tenido algún mérito. Autitos a control remoto, muñecas que hablan y lloran, Barbies
con múltiples cambios de ropa, maquinitas con sonidos y luces de colores;
productos novedosos que nos aseguran diversión y entretenimiento para los niños
y que en más de una oportunidad al abrir el paquete nos llevamos una decepción.
Incluso los celulares, tablets, computadoras
y televisores, artefactos que los mayores utilizamos se han vuelto objetos de
juego y entretenimiento para los más pequeños.
Los niños tienen mucha capacidad de
aprendizaje y de interesarse por su entorno, son curiosos, tienen esas ganas
permanentes de saber y llegada la edad, de preguntar “¿Por qué?”; lo que los
lleva a tocar y observar lo que los rodea, son pequeños investigadores que
tocan todo lo que pueden. Pero las nuevas tecnologías y artefactos de
entretenimiento espontaneo, rápido, “asegurado”; muchas veces sustituyen a la
imaginación, indagación, e inhiben el anhelo de descubrir y crear, que tanto
caracteriza a los niños. Al tener a la
mano, las respuestas, la satisfacción inmediata y el querer tener la mente
ocupada, con un solo botón (estimulo) obtienen lo que buscan (respuesta).
Por estas razones es importante que los
adultos fomenten en los niños esa curiosidad, debemos impedir que pierdan el
entusiasmo y las ganas de saber más y más ¿Acaso generaciones anteriores no
jugaban al aire libre? y si no era posible comprar ¿No hacían sus propios
juguetes o jugaban con lo que tenían a la mano?, ¿Esto ya no es posible?
Como mencionamos a través del juego los niños
aprenden y descubren el mundo y qué mejor manera de descubrirlo que jugando con
lo que nos ofrece. Cuántas veces han comprado un regalo a un niño y éste se
puso a jugar con la caja, los envoltorios o las tiras de burbujas protectoras que
a ellos tanto les gusta reventar. De esto surgen comentarios divertidos como “¿Por
qué mejor no le dimos una caja?”… y ¿Por qué no?
Desde el nacimiento hasta los 2 años de vida
sus juegos son corporales, intentan agarrar y llevar a la boca todo lo que ven,
gatean, se arrastran, muerden, lanzan, se ríen cuando les hacemos caras o
hablamos en cierto tono de voz o si nos escondemos y aparecemos “mágicamente”,
todas estas conductas son juegos para ellos, y a través de ellas empiezan a
relacionarse con su nuevo mundo. Como vemos hasta aquí no son imprescindibles
los llamados comúnmente “juguetes” ya que ellos demuestran interés por todo lo
que los rodea, todo es novedoso y digno de ser jugado y conocido.
Alrededor de los 6/7 años (incluso antes) en
adelante, los niños comienzan a interesarse por los juegos con reglas, ya sea
la escondida, la embopa/cazada, rayuela, etc. Al inicio las reglas serán dadas
por un mayor y cada uno las seguirá bajo su criterio y las considerarán como
otra opción de juego; pero más adelante las tomaran al pie de la letra. En esta
etapa podrán jugar con mayor facilidad junto a sus compañeros, ya que este tipo
de juegos junto a la escolaridad permiten la adquisición de habilidades
sociales, como respetar turnos, aprender a perder y a ganar, escuchar las
opiniones de los demás y a decir las propias. Además de que ayudan a estimular
la memoria, el lenguaje y la atención, entre otros.
También podemos ayudarlos a crear sus propios
juguetes, por ejemplo: haciendo títeres de medias, muñecas de trapo;
transformando una caja en un avión, en un auto, una nave e incluso en una
casita; con cartón o cartulina se pueden hacer juegos de cartas, memotest,
domino, ta-te-ti, hasta utilizando frasquitos limpios y colocándoles semillas
adentro se puede hacer un sonajero.
Excelente reflexión sobre la economía del juego, el consumo desmedido que hoy día tenemos sobre juguetes y objetos, claramente es el Ego que nos rodea, cuando deberiamos tomar conciencia de despertar el propio SER de cada NIÑO....
ResponderEliminarMuy bueno el articulo!!!